La clasificación de los trastornos de conducta puede hacerse desde una aproximación sindrómica o bien desde una aproximación funcional.

 

La clasificación sindrómica identifica conjuntos de signos y síntomas, agrupándolos en categorías diagnósticas o trastornos a los que se asocia una etiología conocida, un curso y una respuesta al tratamiento.

La clasificación funcional, por otro lado, organiza los conjuntos de comportamientos, identificando las funciones que cumplen los comportamientos disruptivos y agrupándolos en base a esas funciones.

 

Dentro de la primera aproximación, son dos los sistemas de clasificación: la Clasificación Internacional de Enfermedades (CIE 10) y la del Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales (DSM IV TR).

 

Clasificaciones sindrómicas: CIE 10 y DSM IV TR

La CIE-10 es la clasificación general de enfermedades publicada por la Organización Mundial de la Salud y, por tanto, la más utilizada en el ámbito médico y psiquiátrico. Incluye no solo las enfermedades mentales, sino enfermedades de todo tipo. Los trastornos de conducta están incluidos en la categoría “Trastornos del comportamiento y de las emociones de comienzo habitual en la infancia y adolescencia” (F90-F98), que incluye:

  • F90 Trastornos hipercinéticos.
  • F91 Trastornos disociales.
  • F92 Trastornos disociales y de las emociones.
  • F93 Trastornos de las emociones de comienzo habitual en la infancia.
  • F94 Trastornos del comportamiento social de comienzo habitual en la infancia y adolescencia.
  • F95 Trastornos de tics.
  • F98 Otros trastornos de las emociones y del comportamiento -de comienzo habitual en la infancia y adolescencia.

 

El DSM-IV-TR, por otro lado, es un manual específico de clasificación de trastornos mentales y psicológicos que se basa en la asunción de que existen procesos patológicos con una etiología específica. Dentro de este sistema, el término “trastorno de conducta” está incluido en el grupo denominado “Trastornos de inicio en la infancia, la niñez o la adolescencia”, que incluye cinco trastornos:

  • Trastorno por déficit de atención con hiperactividad, tipo combinado (código 314.01).
  • Trastorno por déficit de atención con hiperactividad, tipo con predominio del déficit de atención (código 314.00).
  • Trastorno por déficit de atención con hiperactividad, tipo con predominio hiperactivo-impulsivo (código 314.01).
  • Trastorno negativista desafiante (código 313.81).
  • Trastorno disocial (código 312.8).

 

Clasificaciones funcionales

El método de clasificación funcional, más simple que el categorial, organiza los comportamientos según los procesos funcionales que se piensa los han producido y mantenido. El sistema de análisis funcional es el más representativo de este tipo de clasificaciones y consiste en:

  • Identificar las características de la persona, su conducta y el contexto en el que ocurre; y valorar si el comportamiento viene determinado por problemas asociados (adiciones, salud mental, maltrato, etc.).
  • Organizar la información recogida en términos de principios conductuales (control de estímulos y consecuencias) e identificar las relaciones causales que deberían ser cambiadas.
  • Crear una intervención o tratamiento basado en el análisis realizado.
  • Aplicar el tratamiento y evaluar el cambio.

El uso de este método no se ha extendido demasiado, no obstante, porque el análisis necesario para extraer esas categorías resulta complejo.

A pesar de ello, en menores con graves trastornos del comportamiento resulta un sistema especialmente interesante, ya que no solo detecta y clasifica los casos, sino que también les proporciona el recurso y la atención más apropiadas a sus necesidades.

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