Construyendo comunidades educativas igualitarias que nos lleven a una sociedad libre de violencia.

En la sociedad actual, se han mejorado las relaciones sociales igualitarias.

Sin embargo, aún se puede observar en mayor o en menor medida algunas conductas sexistas o machistas (basadas en relaciones patriarcales que mantienen los roles de género tradicionales y estereotipados) en las relaciones de pareja, las cuales llegan hoy en día a los/las adolescentes y cuyas consecuencias generan un riesgo a la hora de mantener una relación equilibrada.

Muchas de las conductas desigualitarias se encuentran implícitas en el seno de la propia sociedad y cultura y en ocasiones determinan comportamientos, funciones, expectativas y normas sociales de cómo deben actuar las personas en función de su género (roles de género) que se transmiten mediante las creencias de como “deben ser” y “hacer” las mujeres y los hombres (estereotipos de género).

 

Estereotipos de género

¿CUALES SON LOS ESTEREOTIPOS TRADICIONALES DE GÉNERO Y ESTEREOTIPOS?

 

En general, los roles femeninos están relacionados con todas las tareas asociadas a la reproducción, a la crianza de los hijos, al cuidado del núcleo familiar, al sustento emocional, entre muchos otros, todos ellos inscritos al ámbito privado o doméstico.

En cambio, los roles masculinos están asociados a las tareas que tienen que ver con el productivo (ámbito laboral), el mantenimiento y sustento económico, principalmente desarrollados en el ámbito público.

Como se ha comentado anteriormente, la sociedad actual va avanzando hacia una sociedad igualitaria, reduciendo en parte, algunos de estos roles tradicionales y estereotipos.

Sin embargo, aún quedan resquicios de una cultura patriarcal y retrógrada, que se manifiesta a través de las numerosas víctimas de violencia machista y cada vez más son menores implicados, ya sean víctimas o agresores.

 

Otro de los aspectos de dicha cultura tradicional y patriarcal, lo podemos encontrar día a día y son conductas sutiles y difíciles de detectar, que presentan un fuerte arraigo machista (micromachismos).

 

Por ello es imprescindible trabajar con nuestros jóvenes y educarlos igualitariamente para eliminar dichos resquicios machistas. Además, es importante trabajarlo desde una edad temprana para que crezcan sabiendo que los hombres y las mujeres deberíamos tener las mismas oportunidades, los mismos derechos y necesidades, tanto en el ámbito familiar, laboral, económica y social.

¿QUÉ SON LOS MICROMACHISMOS?

Según Bonino (1998, 2004), los micromachismos son conductas de poder o autoridad sutil o de muy baja percepción, cuyos procedimientos son métodos ocultos que no presentan despotismo alguno en el día a día de la relación y son considerados normales. Sin embargo, se puede afirmar que se trata de formas astutas de dominar, conductas tenues o indiciosas, insistentes, periódicas y muy poco visibles, ejercidas frecuentemente por los varones. Son de un patrón casi imperceptible.

Estas conductas, como se ha comentado anteriormente, ocurren en el día a día y las podemos encontrar en nuestro lenguaje, en medios de comunicación, es decir, son parte de nuestra cultura y sociedad. Por ello, es imprescindible conocer su tipología, para que de esta forma puedan ser identificados fácilmente y de este modo reducirlos y luchar contra ellos.

Tipos de micromachismos

TIPOS DE MICROMACHISMOS:

 

Los principales tipos de micromachismos los podemos diferenciar en (Bonino, 2004):

  1. Micromachismos utilitarios

Son aquellos que se relacionan con la disponibilidad de la mujer aprovechándose de aspectos domésticos y de cuidado del comportamiento femenino tradicional con el objetivo de beneficiarse de ellos. Se realizan especialmente en el espacio doméstico.

Algunos ejemplos de estas conductas son: delegación del trabajo del cuidado de personas (cuidado de los hijos, de los familiares ancianos…) o no responsabilizarse sobre las tareas del hogar.

 

  1. Micromachismos encubiertos o indirectos

Son muy sutiles y pasan desapercibidos, buscan la imposición de las “verdades” masculinas para hacer desaparecer la voluntad de la mujer, que termina coartando sus deseos y haciendo lo que él quiere. Producen en las mujeres sentimientos de confusión, desvalimiento, culpa y dudas que favorecen la disminución de la autoestima. Incluyen conductas tales como el paternalismo, manipulación emocional, dobles mensajes afectivo/agresivos, abuso de confianza, la creación de falta de intimidad, silencio, puesta de límites, comunicación defensiva-ofensiva, engaños y mentiras, desautorización, desvalorización y minusvaloración de los propios errores.

 

  1. Micromachismos de crisis

Fuerzan la permanencia en el estatus desigualitario debido a un aumento de poder personal de la mujer o bien por la disminución del poder del hombre. Son conductas tales como el hipercontrol, el falso apoyo, la resistencia pasiva y el distanciamiento emocional, rehuir la crítica y la negociación, prometer y hacer méritos, victimismo y dar lástima.

 

  1. Micromachismos coercitivos o directos

Implican poder, en ellos se utiliza la fuerza física, económica o de su personalidad, para intentar convencer a las mujeres de que no tienen razón. Cumplen su objetivo, ya que provocan en la mujer un sentimiento de derrota al comprobar la ineficacia, pérdida, o falta de fuerza. Un ejemplo de ello podemos encontrarlo en el control del dinero.

 

TALLER “IDENTIFICACIÓN DE VIOLENCIAS ENCUBIERTAS”

El objetivo principal de este taller fue aprender a identificar estas formas encubiertas de machismo para intentar reducirlo y/o eliminarlo.

Taller:

En primer lugar, se llevó a cabo una actividad donde se mostraron frases que presentaban o no contenido machista, para comprobar la presencia y utilización de estas conductas desigualitarias en los menores y poder trabajar sobre ellas.

Seguidamente, se realizó un taller sobre psicoeducación explicándoles a los adolescentes en qué consisten, tipología y cómo identificar roles de género tradicionales, estereotipos de género y micromachismo presentes en nuestra sociedad.

A continuación, se realizó una puesta en común y debate a través de preguntas sobre lo explicado. Esta actividad permitió a los adolescentes reflexionar sobre lo aprendido anteriormente y se aclararon ideas y conceptos erróneos que persistían. Al finalizar, se realizaron una serie de preguntas relacionadas con situaciones que podían o no contener estas conductas y se trabajó en la identificación de éstas.

Para terminar, se proyectó un video de Disney y se les expuso diferentes fragmentos de películas Disney conocidas dónde se podían apreciar este tipo de conductas encubiertas con contenido machista.

Desde el Centro La Fuente y con motivo de encontrarnos en el mes de la mujer queremos mostrar nuestro compromiso personal a favor de una sociedad más igualitaria.

Por ello, seguiremos educando e instruyendo a nuestras/os menores en la prevención de las conductas machistas y sexistas. Fomentaremos la igualdad llevando a cabo diferentes actividades para trabajar los roles de género tradicionales y estereotipados, así como las manifestaciones ocultas y sutiles que van relacionadas con el machismo (micromachismos).

Fdo: Leticia Serrano Belmonte y Ana Mª Clemente de la Cruz, alumnas en prácticas del Master General Sanitario de la Facultad de Psicología de la UMU.

Referencias consultadas:

Bonino, L. (1998). Micromachismos: la violencia invisible en la pareja (p.4). Generalidad Valenciana. Dirección General de la Mujer. Madrid: Paidós

Bonino, L. (2004). Los micromachismos. La Cibeles, 2. Ayuntamiento de Madrid.

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